
01 Dic Ponencia de Luis Alberto Barriga, Director General de IMSERSO
La primera ponencia de la Jornada ha sido la de Luis Alberto Barriga, Director General del IMSERSO.
En ella ha hablado de los factores que han incidido en que el sector más afectado por la pandemia hayan sido las personas que estaban en residencias de mayores: Más de 23.500 personas han fallecido y el 52% de todos los fallecidos han sido personas mayores que vivían en residencias.
Este es un extracto de su ponencia:
"Mañana se presenta en el Consejo Territorial de Servicios Sociales una versión definitiva de un informe valorativo que se ha construido junto con las comunidades autónomas. En estos trabajos han participado los agentes sociales (sindicatos y empresarios) y entidades de diálogo civil: entidades científicas y de personas mayores.
Hemos identificado cuáles han sido los factores que han incidido, especialmente en la primera oleada. Hay que considerar que 20.000 personas son las fallecidas en la primera oleada, de marzo a mayo. El conocimiento que tenemos hoy no es el mismo que el que teníamos en marzo. Hemos identificado factores que han supuesto lo que llamamos tormenta perfecta.
- El patógeno en sí
- Las personas usuarias de los centros residenciales y sus características: está claro que uno de los pacientes vulnerables son los de edad avanzada.
- Espacio cerrado y acumulación de personas vulnerables
- Infraestructuras y acceso a los medios de protección, la existencia previa o no de planes de contingencia para afrontar una pandemia de estas características.
- Asintomáticos y presintomáticos
- Personal de cuidados: los recursos humanos en los centros residenciales. Hay que considerar cómo estaban las plantillas de forma que para afrontar una pandemia hay que tener una formación. Además, cuando había un contagio, muchas personas tenían que quedarse en casa y no podían ir a trabajar. Hay que formar a nuevas personas que sustituyen que no conocen el centro ni los planes de contingencia que hay en el centro.
- Ha habido muchos problemas de comunicación: hacia las personas residentes, que a veces tienen problemas neurocognitivos. También comunicación con los familiares, la no comunicación con los familiares porque el personal estaba desbordado por la situación. La falta de datos es uno de los factores que más tensión genera en el exterior. En la segunda oleada ha habido diez veces menos fallecidos en las residencias, esto significa que algo hemos hecho bien. Son críticas la comunicación y la transparencia para gestionar una pandemia. Hay que asumir que no ha habido suficiente información, porque no ha habido sistemas integrados de información suficientes ni entre los territorios autonómicos y administración general del estado y, sobre todo, intersectorial, entre el sistema de salud y el sistema de servicios sociales, que es el que gestiona residencias. Esto hay que resolverlo en los próximos 6 meses.
- Políticas de confinamiento y aislamiento dictadas desde el inicio, en la primera fase pueden ser un agravante a la situación en muchos centros residenciales. Una vez que el patógeno ha entrado, si cerramos ese entorno, se ha quedado dentro con acumulación de personas y sin posibilidad de que salga. Había estrategias buenas, pero difíciles de implantar, como centros intermedios a disposición para las personas con covid positivo. Ejemplo: Credine en Asturias ha funcionado muy bien. Han pasado 600 personas con covid que estaban en residencias. Desaloja la presión del centro residencial para poder manejar la pandemia. Hay que salir de los centros y crear entornos seguros. El confinamiento tiene mucho impacto sobre las personas mayores, con discapacidades o con enfermedad mental, porque no se puede estar encerrado en una habitación en un centro residencial.
- Problemas de gobernanza de la pandemia: coordinación intersectorial entre gobierno central y autonomías. Hay que articularlas mejor. Se produce el problema de quién es el responsable de la crisis y se lleva al ámbito político. Tiene que estar articulada la respuesta a la crisis, no buscar al responsable. Ha dificultado la toma de decisiones.
- Edadismo: la discriminación por razón de edad. Se han planteado dilemas éticos y jurídicos en cuanto a violación de derechos, que tienen como diferencia que viven en una residencia en vez de en un domicilio particular. Cuando la desescalada se decía que los de las residencias no podían salir. ¿En una residencia en la que no hay brote por qué no va a poder salir la gente? Es más, es que es muy beneficioso que la gente salga. No hemos cuestionado que se vulneraran derechos fundamentales de las personas porque no se les permitía salir o recibir visitas cuando se trataba de residencias.
Hemos identificado una treintena de factores y hemos planteado más de 50 medidas o recomendaciones a adoptar en un documento de altísima participación de todos los agentes que han intervenido en esta crisis. A corto plazo nos gustaría la implantación de estas medidas.
También hemos trabajado durante este tiempo en un marco común para mejorar la atención temprana, en listas de verificación para contingencias que se refieren a la gobernanza para mejorar la respuesta coordinada que se está dando. El impacto en residencias en la segunda oleada es grave, pero no se puede comparar con la primera oleada. Hemos aprendido lo suficiente durante el verano para que no sucediese lo mismo en una segunda oleada. 3.500 fallecidos en la segunda oleada en residencias, pero evidentemente no ha sido igual que en la primera oleada.
Todavía hay muchas cosas que mejorar en clave de articulación social, sanitaria, sistemas de información y vamos a afrontar toda la colaboración posible para todo lo que será el sistema de vacunación y que se articule de una manera bien organizada para que las primeras vacunas que se puedan poner sea precisamente a las personas que más han sufrido durante esta pandemia."
Puedes ver la ponencia completa aquí:
No Comments